VIVIENDA UNIFAMILIAR FH U52
PROYECTO: 2002
EJECUCION: 2003-2004
SUPERFICIE CUBIERTA: 220M2
UBICACIÓN: Funes Hill Barrio Privado, Funes, Santa fe, Argentina
PROYECTO: ARQ. ALEJANDRO BELTRAMONE, ARQ. MARCELO PONZELLINI
COORDINADOR DEL PROYECTO: ARQ. MARIANO LEGUIZAMON
COLABORADORES: Arq. M. Grivarello Bernabé, C. Pizolito, F. Yaqüinto.
Memoria Descriptiva
El emplazamiento en la última parcela de una calle de “ fondo de saco” condicionó la disposición de la masa edilicia a adaptarse a la geometría y tensiones que imponía la rotonda y la vivienda vecina que se encontraba en proceso de ejecución.
Mediante decisiones simples y rotundas, la casa se protege del sur y se abre al norte con la mayoría de los locales brindándose a esta mejor orientación. Un sistema dual de circulación establece un recorrido más público para unir los ambientes de reunión; y uno más restringido para el ala de dormitorios.
Galerías y expansiones, plantean el diálogo de la arquitectura con el paisaje, la relación del interior con el exterior; y a su vez, controlan, con la colaboración de los postigones de madera, la incidencia de los rayos del sol y la intensidad de la iluminación natural.
Como el proyecto responde a una vivienda alternativa para ser habitada los fines de semana y en el período de verano, se decidió racionalizar al máximo la superficie de los locales y mediante un planteo flexible incorporar la función de “quincho” en el mismo estar-comedor. Para ello la parrilla se ubica en un pequeño “patio de fuego”: una sala a cielo abierto, extensión recoleta del comedor que articula en planta la composición; y la acentúa en alzado con el volumen vertical que nuclea la chimenea y el tanque de reserva.
El muro portante a la manera inglesa de “capuccino”, es decir dos hojas de ladrillo separadas por una cámara de aire, resuelve la materialidad de la envolvente posibilitando que el material desnudo sintetice la expresión de toda la obra, resolviendo el interior y el exterior con un marcado sentido de continuidad.
La comunicación acromática de la arquitectura refuerza la presencia del paisaje: el verde en el encuentro con la tierra y el celeste en el encuentro con el cielo, como los únicos colores naturales, propios del sitio donde se posó el proyecto